Querida comunidad:
¿Cómo están? ¿Cómo los encuentra este correo?
Nuevamente les escribo desde mi cel porque aún no tengo compu, más al parecer ya está lista, sólo tengo que configurarla de nuevo. Está siendo todo un reto para mi que no me gusta trabajar desde el cel. Este fin de semana, bueno el pasado, me di cuenta de que tenía problemas de fe. Cosa que nunca me hubiera imaginado jaja, según yo súper confío en Dios y suelto y todo y pues ¡nada que! Me di cuenta de que sigo cayendo en lugares y actitudes de cero confianza y fe. Y Dios/Universo siempre mostrándome que el tiene las mejores respuestas. La semana que vino mi hermana fuimos a un centro comercial en fin de semana y el estacionamiento estaba atascado entonces Pau dijo: “yo siempre le hablo a la Diosa del estacionamiento y le digo Diosa del estacionamiento dame por favor un lugar”. Isra y yo nos reímos, damos una vuelta y ¡PUM! En la entrada de la plaza un lugar. Entonces dijimos que siempre que necesitáramos estacionamiento eso íbamos a decir. A los días, fui con Isra a esa misma plaza, también en fin de semana y me dice: “Baby hay que hacer la petición a la Diosa del estacionamiento”. Total, la hicimos y yo sin pensar le dije justo después de la oración: sabes qué, vámonos al sótano de ir sigue porque aquí no va a haber lugar. ¡Y EN ESE INSTANTE ME CACHÉ! Acababa de pedir algo y NO CREÍ que me fuera a suceder. Estaba en estas reflexiones y ¿qué creen que pasó? CLARO QUE SÍ SE DESOCUPO UN LUGAR EN LA ENTRADA ¿Cuántas veces pedimos sin creer que lo que pedimos va a llegar? ¿Cuántas veces no pedimos por miedo a parecer tontos o creer que son niñerías? ¿Cuántos de nuestros sueños se mantienen en imposibilidad simplemente porque NO PEDIMOS? Uuufff no saben la lección máxima que me lleve, y desde ese instante supe que esa historia venía al Newsletter.
Gracias por leerme,
Ale Karam
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