31 | mayo | 2024
Querida comunidad:
¿Cómo están?
El día de hoy los saludo desde Toluca desde un estado de satisfacción muy delicioso y a continuación les quiero contar de dónde viene:
El lunes Sara (mi mejor amiga) se regresó a su casa (en Medellín) y no lloré. No me puse triste, no sentí un vacío inmenso. Al contrario, sentí alegría de los días compartidos y sentí alegría del regreso a la normalidad de mi rutina.
Esto puede parecer lo obvio y lo normal, mas yo no vivía así las despedidas de Sara.
Cuando Sara se iba yo lloraba y lloraba y lloraba desde días antes de la despedida, me ponía tristísima estar en mi casa, sentía TANTO vacío, tanta ausencia... era horrible, es los juro. Me costaba mucho trabajo volver al a rutina. Cerraba el estudio, habitación de Sara, días porque entrar me ponía SÚPER triste. Y de hecho, cuando Sara estaba en México, yo cambiaba toda mi vida en función de aprovechar el mayor tiempo con ella.
Esta visita fue diferente. Hice lo que pude para estar el mayor tiempo con ella, mas yo continúe mi actividad y mi vida normal: seguí haciendo ejercicio, sentándome a trabajar, respetando mi plan alimenticio lo más posible, respetando las reuniones semanales con mi equipo. Seguí yendo a mis clases de dibujo, me senté a dibujar varias veces (eso antes hubiera sido IMPENSABLE).
Se me hizo rarísimo sentirme así, obvio me sentí feliz mas yo que busco la razón de todo, dije "¿Por qué ahora no estoy triste?" y entrando a mi casa lo sentí. Entré al estudio/habitación de Sara y sentí normal. Nada de tristeza. Eso sí fue RARÍSIMO.
Me senté en la cama a pensar qué me pasaba y me llegó la respuesta:
Cuando se iba Sara yo le decía que mi casa no se sentía casa sin ella. Cuando se murió Harry yo dije "¿Qué es esta casa sin Harry?" y entonces el torrente de emociones llegó con el siguiente pensamiento:
"ESTÁ CASA ES MÍA PORQUE LA HABITO YO.
ESTA CASA ES HOGAR PORQUE AQUÍ VIVO YO".
Me di cuenta que he trabajado tanto en construirme desde adentro, de construir mi hogar y mi estado interior, de llenar mi casa de mí, de hacerla MÍA, de reconocer que ese espacio es seguro porque lo habito yo, que ese espacio sana porque ahí vivo yo. Amigas y amigos, esto fue el regalazo de la visita de Sara este viaje.
Recordarme que nadie convierte mi casa en casa mas que yo. Ni Pepper, ni Harry, ni Sara, ni Isra. YO.
Y no sólo el espacio físico, sino también mi espacio interno:
El respetarme, respetar mi rutina, mi alimentación, mis meditaciones. El respetar y honrar mi trabajo. Respetar mi descanso. Respetar mi hobby que amo.
Amigas y amigos, yo pienso que llegué a ese punto en el que ya me lleno de mí. Ya no lleno mis heridas con la compañía de alguien (Sara, Harry, Pepper, Isra), sino que llegué a ese punto en el que he sabido llenarme de mí.
Me siento muy satisfecha, muy segura y les diría "empoderada" (no me gusta usar esa palabra porque siento que esta súper usada de formas vacías), mas así me siento: con la total capacidad, la energía, la inspiración, la creatividad de darme todo lo que quiero.
Ayer platiqué con una alumna que tomó la última edición de "Mis sueños creen en mí" (mi programa de sanación de 10 semanas) y me decía que se siente así: confiada. Confiada en que está bien y que va a estar todavía mejor. Confía en que lo que sea que sueñe se va a dar. Se siente segura.
Les dejo el episodio 94. De la noche oscura del alma a la vida de sus sueños. Disfruten a Maggie, su sabiduría, inspírense en su historia y sepan que ustedes también pueden tener una vida completamente diferente (para bien) en 6 meses. TODOS PODEMOS.
Ése es mi sueño, lograr transmitir las herramientas, prácticas y reflexiones que me han llevado a sentirme así. Mi sueño es que cada vez más personas caminemos en esta seguridad, en esta plenitud y en esta paz de ser nosotros, de ser nuestro hogar, de saber que somos suficientes para sostener nuestra vida.
Gracias inmensas por estar aquí, de verdad para mí es un honor compartir con ustedes esto me llena tanto.
¡Me va a encantar acompañarte en tu proceso!
Los quiero. 💗
Gracias por leerme,
Ale
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