Nunca me ha gustado la expresión “todo pasa por algo”, porque creo que se dice muy al aire, sin realmente mirar el fondo de lo que está sucediendo. Sin ver el por qué y mucho menos el para qué.
Yo, honestamente creo que las cosas pasan para nosotros y por nosotros, y que, aunque a veces la lección sea durísima, existe una razón ulterior para que se presente, y esa razón ulterior SIEMPRE nos lleva de regreso al amor.
En el momento es muy difícil, casi imposible saber por qué están sucediendo las cosas. Es difícil saber cuál va a ser la forma en la que resolveremos el problema: saber que me están corriendo de este trabajo porque voy a emprender el negocio de mis sueños, o que estoy terminando con esta persona porque me voy a enamorar de mí locamente y después de eso tendré la mejor relación de mi vida… es muy difícil saber eso en el momento, y como dice Steve Jobs, no podemos unir puntos en el futuro, sólo podemos unir puntos hacia atrás.
Sin embargo, en la adversidad, en medio del huracán, es cuando más presente se hace el amor de Dios/Universo a través de la gente que nos sostiene, que nos escucha, que nos da una palabra de aliento, que nos da una solución.
En la adversidad es cuando cosechas todo el amor, la gentileza, y el apoyo que has dado. Es cuando recuerdas que los ángeles no sólo se manifiestan con números o colores: los ángeles también están en la Tierra y son todas esas personas que te abren una puerta, que confían en ti, que te ayudan y te dan la mano.
A continuación, te comparto las lecciones que me ha dejado la adversidad:
Siempre que puedas se un ángel para quién lo necesite: No sé si tú has estado en el lugar de recibir ayuda, pero en esos momentos de desesperación, recibir la empatía de alguien hace TODA la diferencia. Si estás en la posición de agilizar un trámite, de llamar a un contacto que lo haga, de dar una palabra de aliento HAZLO. Créeme que puedes quitar la carga de los hombros de alguien que lo necesita y por supuesto, eso va a regresar a ti con creces.
No importa que tan oscuro se vea el panorama, siempre hay luz al final del camino: y aquí entra el momento de confiar, de saber que no importa qué pase no se puede poner peor, que de ahora en adelante solo vas para arriba y que, aunque te mueras de miedo tienes dos opciones: paralizarte o avanzar con todo y miedo. Te recomiendo la segunda.
Vive el proceso como humano que eres: Si estás leyendo esta entrada, muy probablemente has meditado o tienes una práctica espiritual. Y si es así, cuando tienes una adversidad es muy probable que quieras saltar a meditar, a cantar mantras, y a hacer todo lo posible por no sentir el miedo, ni la preocupación, angustia y demás... déjame decirte que sentir es espiritual y aunque confíes con todo tu corazón en el Universo o en Dios o en quien sea, el miedo es una realidad y que en la vida no siempre podemos andar super zen y meditando con toda la paz del mundo. En la vida vamos a experimentar preocupación, angustia, miedo, enojo, impotencia... vamos a meditar y vamos a llorar infinito, o ni siquiera vamos a tener cabeza para hacer algo más que sentirnos miserables y ¿sabes qué? ESTA BIEN.
Elige creer que lo que sea que esté sucediendo, está sucediendo de la manera más amorosa: Ya sé que de momento puedes ver solo lo peor, de momento puedes solo sentirte miserable y en la calle de la amargura, pero aún en ese momento elige creer que todo está sucediendo de la mejor manera. En el momento no lo vas a ver, y te va a doler, y vas a sentir muy feo, pero créeme, que tarde o temprano, vas a empezar a ver destellos de luz que te harán recuperar la seguridad, la fe y la esperanza.
Confía, ¿Qué más tienes que perder? Ya sé que no tienes miedo, tienes TERROR, muy probablemente no duermes, sientes una angustia infinita... pero dentro de todo, elige confiar. Confía con todo lo que sientes, confía, aunque tengas miedo, confía porque es en la adversidad en donde aprendemos que no tenemos nada que perder. Y si no es en momentos así donde se pone en práctica la fe que, valga la redundancia, practicamos todos los días con afirmaciones, meditación, mantras y demás, entonces ¿Cuándo?
Y más allá de todo lo anterior, lo que he aprendido de la adversidad, es que aunque no encuentre jamás el “por qué pasó” lo que pasó, o no me gane la lotería después de esta experiencia, o no sucedan muchos escenarios que mi mente imagina, sí sé que la adversidad me ha mostrado, muchas veces lo más horrible de la gente, pero también y más importante, me ha mostrado lo más hermoso y amoroso que podemos ser los humanos con personas que no conocemos, por el simple hecho de ayudar.
Me ha mostrado todo el amor que me sostiene, lo fuerte y resistente que puedo ser. Y ha expandido tanto mi corazón de gratitud por los ángeles terrenales, que nunca en la vida va a regresar al tamaño anterior. Así que gracias adversidad, aunque dueles, sé que eres una maestra amorosísima y no te voy a desaprovechar.
Honrándonos,
Ale Karam
Comments