29 | diciembre | 2023
Querida comunidad:
¡¡Oficialmente el último news del año!!
Y lo escribo desde la carretera, y quiero decirles tantas cosas, que voy a hacer lo mejor que pueda en unir pensamientos que parecen tan contrarios.
Así que preparen su bebida caliente favorita y nos arrancaaaamooooos:
Este año para mi ha sido de un crecimiento personal y sanación BRUTAL. Siento que por fin me hice adulta y con esa adultez se fue una forma muy ingenua de ver el mundo y la vida que me caracterizó durante gran parte de mi vida.
La ingenuidad de creer que todo afuera podía cambiar más que mi mundo seguro siempre estaba y siempre iba a estar.
Ese mundo al que regresaba por seguridad, mimos, cuidados, estabilidad, sopita de verduras y comida para el corazón.
Ese mundo es mi casa en Toluca, en donde habitan mis papás y mi nana.
Este año, la partida de mi nana rompió esa burbuja de ingenuidad en la que mi mundo seguro ahí estaba para mí y me puso de frente la realidad de que las personas que amas se mueren, en donde lo que te dio estabilidad toda la vida envejece y se acaba, las personas se van, la gente sigue su camino.
Y ha sido, amigas y amigos, DURÍSIMO.
Ya venía sintiendo pasos en la azotea al respecto de esto con la muerte de Harry, más la muerte de Doña Gil terminó de romperla.
Entonces llegó el miedo, el miedo a la impermanencia, el miedo a la muerte de mis papás, el miedo a no disfrutar lo suficiente el presente, el miedo a perderme de este momento que ya no va a regresar.
Entre todos estos pensamientos he leído mucho sobre el duelo, la muerte, la tristeza, la nostalgia. No desde un punto de sanación, más bien he leído como poemas y reflexiones (les comparto uno muy bello al final de esta entrega), hasta que todo me llevó a lo siguiente:
Yo también voy a morir. Mi vida también tiene los minutos contados. Yo tampoco soy para siempre.
¿Cómo quiero vivir entonces? ¿De qué no me quiero perder? No por los demás, sino por mí.
Sé que es OBVIO que vamos a morir, más no lo había sentido nunca con esta certeza, con el vértigo de lo incierto.
Uniendo este pensamiento con otro pensamiento de fin de año, y que te comparto:
¿Cuáles son ahora los parámetros con los que voy a medir mi año?
¿Qué va a ser lo importante?
¿Qué va a ser la cereza del pastel?
Para mí mis nuevos parámetros son:
La Paz y la felicidad que tenga, aún en el duelo, aún en la tristeza.
La cereza del pastel: las comodidades materiales; que si los viajes, que si la ropa, que si tener una casa más grande, etc...
Y se los comparto porque sé que están por verse en redes sociales un montón de videos y fotos de todos los logros de todo el mundo, lo que va a ser que algunos pensemos: ¿Yo qué hice este año? Un año más que no cumplo X objetivo.
Así que en lugar de llevar el pensamiento hacia los viajes no hechos, el dinero que no está en la cuenta, los cursos no tomados, los autos no comprados... Te invito a llevarlo a lo siguiente:
¿Qué es lo que más te enorgullece de ti de este año?
Te comparto mi respuesta:
Priorizar mi sanación y mi bienestar.
Este año nada fue más importante que estar bien.
Esto para mí es suficiente.
No, no se ve en redes. No se ve aesthetic en un video en una ciudad bonita de Europa.
Más para mí es suficiente.
Para terminar esta entrega:
Ésta es tu vida. Tú también tienes los minutos contados. Nadie te va a dar más tiempo del que te corresponde. El tiempo corre y nada podemos hacer al respecto. Solo nos queda elegir cómo vamos a vivir el tiempo acá.
Tú pones tus parámetros.
Te deseo un año de libertad de tus miedos, de dar rienda suelta a tus emociones y de aprender a transformar en oro eso que duele tanto. Te deseo un año en el que lo más importante de tu vida seas tu. Y que lo vivas REALMENTE a cada minuto.
Los amo, gracias por estar acá un año más. 💗
Les dejo la reflexión sobre el duelo y el amor; y también una foto de lo que veo en este instante: Mi Nevado de Toluca y yo saludándolos en el retrovisor. 💗
MIENTRAS HAYA AMOR, HABRÁ TAMBIÉN DUELO
por Heidi Priebe
El duelo de que el tiempo pase, de que la vida siga a medias, de los lugares vacíos que antes estaban repletos de las risas y energía de gente que amábamos.
Mientras haya amor, habrá también duelo, porque el duelo es la continuación natural del amor.
Aparece en los pasillos de las tiendas que solíamos frecuentar, en la media botella vacía de vino que acabamos de servir, en el aroma de perfume que sentimos dos años después de que se han ido.
El duelo es como un letrero de neón gigante, que sobresale ante todo, señalando, gritando fuerte: EL AMOR ESTUVO AQUÍ. Y en las letras chiquitas, en silencio pronuncia: EL AMOR TODAVÍA ESTÁ AQUÍ.
¡Feliz 2024!
Con todo nuestro cariño,
Ale, Made y Nuri
💗
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